Parque Madre Selva

El proyecto nace a mediados del 2020. La creación de nuestra reserva natural no fue una casualidad, sino una respuesta urgente a una problemática de contaminación y urbanización intensificada en los últimos años: la deforestación acelerada en la península de Yucatán, un boom inmoviliario voráz que privatiza y sobreexplota los recursos naturales, especialmente en el estado de Quintana Roo.

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(imagen adjunta de la deforestación)

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Entre 2019 y 2023, esta región perdió 285,580 hectáreas de selvas, lo que equivale a 196 hectáreas diarias. Esta tasa de deforestación fue cuatro veces mayor que la del resto del país. La causa principal: la transformación de la tierra en un recurso comercial, habitacional e industrial, impulsada por un boom inmobiliario que ha convertido la selva en espacios urbanos, turísticos y de almacenamiento.

 

Frente a esta realidad, surgió una necesidad colectiva: proteger lo que aún queda. Así nació nuestra reserva natural, como un espacio de resistencia y conservación. No se trata solo de preservar la biodiversidad, sino de reivindicar el derecho de todas las personas a vivir en entornos saludables, donde las áreas verdes no sean un privilegio, sino una parte esencial de la vida urbana.

 

La reserva representa un compromiso con la justicia ambiental y social. En un contexto donde las zonas más vulnerables son las que menos acceso tienen a espacios verdes, destinar áreas naturales para su beneficio es un acto de equidad. Además, es una forma de honrar la selva maya, que no solo es un ecosistema vital, sino también parte del patrimonio cultural de nuestros pueblos.

Nuestra historia es la de una comunidad que decidió actuar. Que entendió que cuidar la tierra es cuidar la vida. Y que, frente a la pérdida, eligió sembrar esperanza.